Se cuenta que el mojito original fue una bebida propia de los piratas. Al principio, se preparaba con aguardiente, que no es más que ron que no ha pasado por el proceso de añejamiento.
Por lo cual es una bebida muy fuerte. Sin embargo, los marineros y los piratas gustaban mucho de él. De hecho, en alta mar solían ingerirse más bebidas alcohólicas que agua, pues éste era difícil de transportar y se terminaba con rapidez. Con frecuencia, el agua en las bodegas de los barcos también se estancaba y se pudría.
Algo de mar
Por esa razón, los marinos y los piratas debían tener un estómago muy resistente a la cerveza y el aguardiente. Otro de los problemas comunes de una tripulación, era el constante acecho de la enfermedad del escorbuto. El escorbuto aparece cuando no se consume suficiente vitamina C.
Esta deficiencia usualmente era derivada de la mala alimentación en alta mar. Frutas y verduras no se conservaban por más de una o dos semanas, por lo cual, después de un largo viaje por mar, muchos marinos morían de escorbuto.
Para tratar de paliar este mal, las tripulaciones embarcaban grandes cantidades de naranjas y limones. Que si bien se pudrían en algún momento, duraban más que la mayoría de las frutas y verduras.
La navegación del sabor
Otro elemento muy común en la navegación de la época de la conquista era el azúcar. Resultaba fácil de transportar, no se corrompía con facilidad, ayudaba a tapar con su dulzor el sabor de alimentos que comenzaban a pudrirse y además brindaba energía a los marinos.
Por último, las especias fueron siempre una parte principal del comercio marítimo. Por lo cual no era infrecuente encontrarlas a bordo de todo tipo de embarcaciones.
Una de ellas era la yerbabuena. Así, podemos ver que los elementos para preparar un mojito primitivo: aguardiente, limón, azúcar y yerbabuena, ya existían en los barcos. Se dice que sólo fue cuestión de que al afamado corsario Silvio Suarez Díaz se le ocurriera juntar todo.
El mojito cubano en la actualidad
Las islas antillanas fueron la cede por excelencia del comercio marítimo hacia el resto de América latina, y por supuesto, no se libraban de la actividad pirata. Así que no es de extrañar que esta bebida se volviera tan tradicional en la isla.
Hoy en día, el mojito ya no se prepara con aguardiente, si no con ron propiamente añejado, pero siempre blanco o claro. Se cuenta que Ernest Hemingway se bebía al menos uno diario en “La bodeguita de en medio” en La Habana antes de arrancar con sus Daiquiris.
El mojito tiene un estilo especial de preparación que permite que todos los sabores se mezclen. En primer lugar, se debe de machacar la hierbabuena, el azúcar y zumo de limón con un mortero, en el mismo vaso, que de preferencia ha de ser ancho.
Una vez que el azúcar esté disuelto por completo y las esencias de la yerbabuena comiencen a soltar, se agrega el hielo picado y se termina el trago con el ron.
Por cierto, habría que tener cuidado con este trago. A principio y por su sabor dulce parece inofensivo, pero más de tres para el bebedor no empedernido pueden significar la pérdida progresiva de la elegancia. Así que recomendamos moderación.