El descubrimiento mismo de Cuba y de toda América corresponde a un empeño gastronómico por acortar la ruta naval hacia las especias de Oriente, que eras considerada casi tan valiosas como el oro por los europeos.  Cuba fue la primera colonia española  en América. Allí se gestó la conquista del resto América Latina a manos de su máximo conquistador: Hernán Cortés.  Desmantelada la cultura aborigen por la conquista, el principal reflejo que quedó de las tradiciones prehispánicas fu la comida.
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Conquista e influencia española en la gastronomía cubana

 

Alimentación durante la conquista española

Los cultivos principales de los indígenas, y casi los únicos eran el maíz y la yuca, planta con gran contenido de almidones. Sin embargo, por sus condiciones geográficas privilegiadas, disponían también de una gran cantidad de tubérculos silvestres y de frutas. Las costas, llenas de vida, proveían grandes cantidades de proteína con su pesca rica en moluscos, peces y crustáceos. El ecosistema propio del Caribe también propició que reptiles y tortugas formaran parte de la alimentación del aborigen. Un poco más alejados de la costa, los grandes roedores como la jutía eran cazados e integrados a las comidas.

El principal objetivo de los conquistadores, al darse cuenta de a riqueza  mineral de la tierra descubierta,   fue el oro. Posteriormente llegó el latifundio y la explotación de la ganadería, y luego  la agricultura enfocada en productos comerciales de alta demanda europea, como el tabaco, el café, el algodón y el azúcar.  Esto desembocó en un esquema dependiente de la  importación de alimentos en el Caribe que pronto se volvió natural.  Cuba no tiene la extensión necesaria para depender de su propio cultivo de cereales, pese a ello, gracias a la tradición española,  se consumen grandes cantidades de trigo y arroz.

Luego de la conquista, comenzaron a importarse y adaptarse a Cuba especies vegetales de origen africano, como el ñame, el quimbombó y el plátano, favorito de las comidas cubanas. Además de iniciarse la importación de productos europeos que posteriormente se volverían parte de la canasta básica del cubano, como trigo, aceite, y fauna como aves de corral y ganado vacuno, que se reprodujeron en gran medida y sin problemas en su nuevo hábitat, principalmente el cerdo, que actualmente ocupa un lugar privilegiado en el patrón alimenticio del cubano. El frijol junto con el ají, el jitomate y el arroz,  comenzó a formar lo que hoy en día conforma la comida tradicional cubana.  Sin embargo, la adaptación y la homologación alimenticia llevó al menos 400 años. La gastronomía de Cuba terminó por amalgamar el patrón alimenticio de los europeos conquistadores españoles, de los esclavos africanos y de las etnias endémicas. Esta gastronomía se afianzó de tal manera que incluso sobrevivió casi sin cambios posteriores migraciones masivas de españoles gallegos o asturianos, y posteriormente de asiáticos y europeos del este.

Adicionalmente, como los  conquistadores no tenían una técnica de sembrado adecuada, no intercalaban cultivos, lo que mermó la ya de por sí baja capacidad agrícola de la isla. Si a ello le sumamos que los primeros cultivos de maíz tenían como finalidad el forraje del ganado porquino y no la alimentación, sólo hasta que comenzó a utilizarse para alimentar a los esclavos y a las clases bajas,  podemos hacernos una idea del gran déficit de producción agrícola que enfrentó la isla después de la comida y que hasta nuestros  días perdura.

 

Industrias procedentes de la conquista española

Cuba fue descubierta en 1492 por Cristóbal Colón, sin embargo su verdadera colonización comenzó hasta 1510 con Diego Velázquez. La meta de los colonizadores españoles era la extracción de oro y minerales preciosos, razón por la cual los aborígenes libres fueron esclavizados. Posteriormente, se implantaron cultivos como el trigo, la calabaza y varios tubérculos. Sin embargo ninguno tuvo tanto éxito como el de la caña de azúcar, que con el tiempo se convertiría en una de las industrias económicas más importantes de Cuba.

Cuba se volvió el centro neurálgico del comercio entre Europa y América. Rica en aranceles e impuestos, no solamente era gran exportadora de azúcar, tabaco y derivados, sino que también era un gran mercado de intercambios continentales hacia el nuevo mundo.